skip to main | skip to sidebar

caminante descalza


Datos personales

Mi foto
Descalza
Ver todo mi perfil
Visit SalamagA
Visit Sinalefa Internacional
Visit Ryczko-club
Visit LetrasKiltras
Visit POESIA SUR
Visit Círculo independiente Ñ de escritores (CiÑe)
Visit SHAMBALLA,
Visit Adictos a la Palabra
Visit Comunidad de Escritores y Poetas
Visit Mi Literaturas!
Visit La Alcoba
Visit ART LAB
Visit Poesia, pensamientos y reflexiones.
Visit MEETING CORNER

domingo, 27 de octubre de 2013



Publicado por Descalza en 11:54

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Inicio
Suscribirse a: Enviar comentarios (Atom)
Visit DilemasFísicos
En la isla a veces habitada de lo que somos, hay noches, mañanas y madrugadas en que no necesitamos morir. En ese momento sabemos todo lo que fue y será. El mundo se nos aparece explicado definitivamente y entra en nosotros una gran serenidad, y se dicen las palabras que la significan. Levantamos un puñado de tierra y la apretamos en las manos. Con dulzura. Allí está toda la verdad soportable: el contorno, la voluntad y los límites. Podemos en ese momento decir que somos libres, con la paz y con la sonrisa de quien se reconoce y viajó alrededor del mundo infatigable, porque mordió el alma hasta sus huesos. Liberemos sin apuro la tierra donde ocurren milagros como el agua, la piedra y la raíz. Cada uno de nosotros es en este momento la vida. Que eso nos baste. José Saramago

Caminantes

Safe Creative #0904293158397

Visit El Arte de la literatura


 

ÍTACA

Cuando emprendas tu viaje a Ítaca

pide que el camino sea largo,

lleno de aventuras, lleno de experiencias.

No temas a los Lestrigones ni a los Cíclopes,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo.

Que sean muchas las mañanas de verano
en que llegues con alegría
a puertos antes nunca vistos.

Detente ante hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano

Ve a muchas ciudades
a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Ítaca en tu pensamiento.

Tu llegada allí es tu destino.

Mas no apresures nunca el viaje.
mejor que dure muchos años
y atracar, cuando viejo, en la pequeña isla,
enriquecido de cuanto se gana por el camino
sin esperar a que Ítaca te sorprenda.

Ítaca te brindó ya un hermoso viaje.

Sin ella no habrías emprendido el camino.

Pero no tiene mas nada que ofrecerte.

Sin embargo aunque la halles pobre,

Ítaca no te ha engañado.

Así, con la madurez adquirida, por la experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas.

Constantíno Kaváfis


*
*
.

.

.

.


Quien ha alcanzado la libertad de la razón, aunque sólo sea en cierta medida, no puede menos que sentirse en la tierra como un caminante, pero un caminante que no se dirige hacia un punto de destino pues no lo hay..



Mirará, sin embargo, con ojos bien abiertos todo lo que pase realmente en el mundo; asimismo, no deberá atar a nada en particular el corazón con demasiada fuerza:



es preciso que tenga también algo del vagabundo al que agrada cambiar de paisaje.



Sin duda ese hombre pasará malas noches, en las que, cansado como estará hallará cerrada la puerta de la ciudad que había de darle cobijo:



Tal vez incluso como en oriente, el desierto llegue hasta su puerta, los animales de presa dejen oír sus aullidos tan pronto lejos como cerca; se levante un fuerte viento, y unos ladrones le roben su acémilas.



Quizá entonces la terrible noche será para él otro desierto cayendo en el desierto y su corazón se sentirá cansado de viajar.



Y cuando se eleve el sol de la mañana, ardiente,y se abra la ciudad, puede que vea en los ojos de sus habitantes más desierto, más suciedad, mas bellaquería y más inseguridad aún que ante su puerta, -por lo que el día será para él casi peor que la noche.



Es posible que a veces sea así la suerte de este caminante.



Pero pronto llegan, en compensación, las deliciosas mañanas de otras comarcas y de otras jornadas, en las que desde los primeros resplandores del alba, ve pasar entre la niebla de la montaña a los coros de las musas que le rozan al danzar; más tarde sereno, en el equilibrio del alma de la mañana antes del mediodía y mientras se pasee bajo los árboles verá caer a sus pies desde sus copas y desde los verdes escondrijos de sus ramas una lluvia de cosas buenas y claras, como regalo de todos los espíritus libres que frecuentan el monte, el bosque y la soledad, y que son como él, con su forma de ser unas veces gozosa y otra meditabunda, caminantes y filósofos, nacidos de los misterios de la mañana temprana, en que piensan que es lo que puede dar al día, entre la décima y la duodécima campanadas del reloj, una faz tan pura, tan llena de luz y de claridad serena y transfiguradora...

Nietzsche